CUENTACUENTOS

LÍO EN LA CLASE DE CIENCIAS.

El profesor de ciencias, Don Estudiete, había pedido a sus alumnos que estudiaran algún animal, hicieran una pequeña redacción, y contaran sus conclusiones al resto de la clase. Unos hablaron de los perros, otros de los caballos o los peces, pero el descubrimiento más interesante fue el de la pequeña Sofía:
- He descubierto que las moscas son unas gruñonas histéricas - dijo segurísima.
Todos sonrieron, esperando que continuara. Entonces Sofía siguió contando:
- Estuve observado una mosca en mi casa durante dos horas. Cuando volaba tranquilamente, todo iba bien, pero en cuanto encontraba algún cristal, la mosca empezaba a zumbar. Siempre había creido que ese ruido lo hacían con las alas, pero no. Con los prismáticos de mi papá miré de cerca y vi que lo que hacía era gruñir y protestar: se ponía tan histérica, que era incapaz de cruzar una ventana, y se daba de golpes una y otra vez: ¡pom!, ¡pom!, ¡pom!. Si sólo hubiera mirado a la mariposa que pasaba a su lado, habría visto que había un hueco en la ventana... la mariposa incluso trató de hablarle y ayudarle, pero nada, allí seguía protestando y gruñendo.
Don Estudiete les explicó divertido que aquella forma de actuar no tenía tanto que ver con los enfados, sino que era un ejemplo de los distintos niveles de inteligencia y reflexión que tenían los animales, y acordaron llevar al día siguiente una lista con los animales ordenados por su nivel de inteligencia...
Y así fue como se armó el gran lío de la clase de ciencias, cuando un montón de papás protestaron porque sus hijos... ¡¡les habían puesto entre los menos inteligentes de los animales!! según los niños, porque no hacían más que protestar, y no escuchaban a nadie.
Y aunque Don Estudiete tuvo que hacer muchas aclaraciones y calmar unos cuantos padres, aquello sirvió para que algunos se dieran cuenta de que por muy listos que fueran, muchas veces se comportaban de forma bastante poco inteligente.

El Elefante Fotógrafo.

Había una vez un elefante que quería ser fotógrafo. Sus amigos se reían cada vez que le oían decir aquello:
- Qué tontería - decían unos- ¡no hay cámaras de fotos para elefantes!
- Qué pérdida de tiempo -decían los otros- si aquí no hay nada que fotografíar...
Pero el elefante seguía con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y aparatos con los que fabricar una gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo prácticamente todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta un objetivo del tamaño del ojo de un elefante, y finalmente un montón de hierros para poder colgarse la cámara sobre la cabeza.
Así que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para elefantes era tan grandota y extraña que paracecía una gran y ridícula máscara, y muchos se reían tanto al verle aparecer, que el elefante comenzó a pensar en abandonar su sueño.. Para más desgracia, parecían tener razón los que decían que no había nada que fotografiar en aquel lugar...
Pero no fue así. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida, que nadie podía dejar de reir al verle, y usando un montón de buen humor, el elefante consiguió divertidísimas e increíbles fotos de todos los animales, siempre alegres y contentos, ¡incluso del malhumorado rino!; de esta forma se convirtió en el fotógrafo oficial de la sabana, y de todas partes acudían los animales para sacarse una sonriente foto para el pasaporte al zoo.

CUENTO DE TRINI...

La verdadera historia de los Tres Reyes Magos

Esto es una reposición, espero que la disfrutéis. Las fechas requieren este cuento.
Besitos y que los Magos se porten bien con vosotros (si habéis sido buenos claro)

¿Los Reyes Magos son verdad?

Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con
miedo, le dijo:
- ¿Papa?

- Sí, hija, cuéntame

- Oye, quiero... que me digas la verdad

- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido

- Es que... -titubeó Blanca

- Dime, hija, dime.

- Papá, ¿existen los Reyes Magos?

El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando
descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?

La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña

y tragando saliva le dijo:

- ¿Y tú qué crees, hija?

- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que

existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.

- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos
pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me
habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que
existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca .
- Entonces no lo entiendo. papá.

-
Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar
porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el
padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa
que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

- Cuando el Niño Jesus nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados
por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a
todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de
hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos
compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque
somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían
realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros
regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme:
¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas.
Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño
que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero. no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino
dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los
tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben
querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.

- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los
niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez
más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los
niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que
Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres
Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.
Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la
niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá.. Y estoy muy contenta de saber
que me queréis y que no me habéis engañado.
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la
mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el
año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres
Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.

(Gracias a mi amigo Aurelio por contarme este cuento)

LA SIRENITA




EL PATITO FRO



- - - - - -
En un bonito pueblo de Suiza, había un lago inmenso donde a menudo chapoteaban unos cines con lindos plumajes que nadaban airosos de un lado para el otro, siendo la admiración de miles de personas que los veían y les echaban migas de pan, junto a ellos, había un patito muy peculiar, mas pequeñito y con sus alitas negras, muy negras, que no tenía madre y vivía junto a los cisnes.

La lastima, era que a él nadie lo miraba, por pensar que era muy feito el pobre, y la mamá cisne y sus hermanastros continuamente se reían de él por no saber nadar bien; pero un día, al salir del agua, y darse un paseo por el bosque se encontró con cinco chicas con sus aros, cintas y demás material ya que eran equilibristas y se preparaban para una olimpiada, el patito las miraba sin cesar y poquito a poquito, fue copiando sus movimientos en el agua.

Un día, al pasar un grupo de turistas se quedaron asombradísimos de ver al patito haciendo piruetas en el agua tan espectaculares, tanto que pasó un reportero de televisión y lo rodó. Al día siguiente cuando pasaba por el estanque como cada mañana mama cisne con sus hijos, se quedó perpleja al ver que llamaban a su patito feo, un grupo de gente muy grande, echándole comida, aplaudiéndole sin cesar y el con su ocito boquiabajo en el agua saludaba tímidamente, después de hacer sus múltiples piruetas en el agua.

¡Oh¡ dijo mami asombrada, pero si es mi pequeño todo un gimnasta acrobático, le dio cinco besitos en su carita, y patito feo gimió orgulloso ¡gracias mami!. Y de ser un simple pato feillo y sin gracia, se convirtió en la admiración de todo el mundo. FIN.

CUENTO DE MI AMIGA JUANA

Mar era una niña preciosa con el pelo con tirabuzones largos de un rubio como los mismos destellos del Sol.
Y desde pequeñita tenia una afición muy grande el ser bailarina de ballet cuando fuese mayor como "Pavlova" por ejemplo, pero aunque sus pequeñas piernecitas no paraban de hacer miles de piruetas, no lograba por mucho que lo intentara bailar como una bailarina de ballet.
Un dia despues de hacer sus deberes; le dijo a su madre que tenia sueño, se subió a su habitación y se quedo dormidita hasta vestida, En su mesilla de noche tenia una cajita de música regalo de su abuela Maria del Mar, que era la niña de sus ojos. Y cual fué la sorpresa que al empezar la música de la cajita a emitir el lago de los cisnes; Mar no paraba de bailar, y como lo hacía de bién?.Ella pensaba estaré soñando; y así noche tras noche. Pero cuando la pila se gastaba la musica paraba y Mar se sentia desconsolada, sus pies ya no hacian ninguna pirueta, tampoco saltaba como los canguros en resumen la magia del baile se paraba.
Y despues de pasar esto durante varios dias, cuando Mar despertaba lloraba y lloraba, tan sólo queria bailar al compas de su cajita de música.
Hasta que una noche en la que la luna brillaba con un destello especial; Mar salió a su ventana como algo embrujada por esa costelación sin igual y le salió una sonrisa después de admirar tanta belleza; termino acostándose y la caja de música sonaba y sonaba sin parar no se sabia porqué. Pero Mar con un traje azul de un bonito tul y una zapatillitas rosas, bailaba y bailaba sin parar sus lindos piececitos.Al verla Una bailarina rusa muy buena la cogio de sus manos, y fueron hacia su reino donde sólo habia miles de bailarinas y todas ellas acogieron muy bien a Mar, la colocaron en el centro del escenario y allí vivió el sueño que ella siempre habia querido ser primera bailarina de este genial ballet, y entre aplausos y aplausos se despertó, pero eso si nunca supo si fué un sueño o lo vivió en realidad.

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LA RATITA PRESUMIDA

CUENTOS HERMOSOS

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EL PRINCIPITO

BEATRIX POTTIER

Beatrix Potter.

Había una vez cuatro conejitos que se llamaban Pelusa, Pitusa, Colita de Algodón y Perico.

Vivían con su madre bajo las raíces de un abeto muy grande.

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Una mañana su madre les dijo:

-Hijitos, podéis ir a jugar al campo o a corretear por la vereda…, pero no vayáis al huerto del tío Gregorio. Ya sabéis la desgracia que le ocurrió allí a vuestro padre. ¡La tía Gregoria lo hizo picadillo!
¡Hala! Iros a jugar pero no hagáis travesuras. Yo voy a salir.

Entonces la señora Coneja cogió la cesta y el paraguas y se fue andando por el bosque a la panadería. Allí compró una barra de pan moreno y cinco bollos.

Pelusa, Pitusa y Colita de Algodón, que eran unas conejitas muy buenas, se fueron por el camino a coger zarzamoras.
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Pero Perico, que era un conejito muy travieso, se fue derecho al huerto del tío Gregorio y, estirándose mucho…¡se coló por debajo de la verja!

Primero se comió unas lechugas, después unas judías verdes y por último…¡se zampó unos rabanitos!

Después le dolía la tripa de tanto comer y se fue a buscar unas ramitas de perejil.

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Pero al dar la vuelta al invernadero…¡se dio de narices con el tío Gregorio!
El tío Gregorio estaba de rodillas plantando unas coles. Pero en cuanto vio a Perico se lanzó tras él con el rastrillo en alto, gritando:

-¡Al ladrón!

Perico estaba muerto de miedo. Corría por el huerto de acá para allá sin encontrar la verja por donde había entrado. Perdió uno de los zapatos en un lecho de coles.
Y el otro en un campo de patatas.peterrabbit12.jpg

Al encontrarse sin zapatos, comenzó a correr a cuatro patas tan deprisa, tan deprisa que ya casi se había escapado cuando…¡los botones de su chaqueta se engancharon en una red que cubría una mata de grosellas! Perico llevaba una chaqueta azul recién estrenada con grandes botones dorados.
Perico se dio por vencido y comenzó a llorar. Pero unos gorriones muy simpáticos que volaban por allí, al oír los sollozos de Perico, se dirigieron a donde él estaba y le pidieron que hiciera un último esfuerzo.
peterrabbit15.jpgYa estaba el tío Gregorio encima de Perico, tratando de atraparle con una criba. Pero, en el último instante, Perico consiguió escabullirse, dejando tras de sí la chaqueta.

Corriendo a más no poder, se metió en la caseta de las herramientas y, de un salto, se escondió en la regadera. Habría sido un escondite perfecto si no fuera porque…, estaba llena de agua.

El tío Gregorio sabía que Perico se escondía en algún lugar de la caseta, así es que fue levantando los tiestos uno por uno para ver si lo encontraba.
De pronto, Perico estornudó -¡a… a… achís!- y el tío Gregorio se le vino de nuevo encima.peterrabbit17.jpg
Estaba a punto de pisarle cuando Perico, de un salto, se escapó por la ventana, tirando unos cuantos tiestos. La ventana era demasiado pequeña para el tío Gregorio y, además, estaba cansado de perseguir a Perico. Así es que dió media vuelta y volvió a su trabajo.
Perico se sentó a descansar. Estaba sin aliento, temblaba de miedo y no tenía la menor idea del camino que debía seguir. Además, estaba empapado por haberse metido en la regadera.
Después de un rato, comenzó a rondar por los alrededores, dando pequeños saltitos -plop, plop, plop- y mirando a ver qué veía.

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Por fin, encontró una puerta en la tapia que rodeaba al huerto, pero estaba cerrada, y no había sitio para que un conejito tan gordo como él se escurriera por debajo.
Pero vio un ratoncito que entraba y salía por debajo de la puerta, llevando guisantes y judías a su familia que vivía en el bosque. Perico le preguntó por el camino que conduce a la verja, pero el ratón, que en aquellos momentos se estaba comiendo un guisante, se atragantó. Sólo podía mover la cabeza de un lado para otro, y Perico se echó a llorar.

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Trató de encontrar un camino a través del huerto, pero cada vez estaba más aturdido. Llegó al estanque donde el tío Gregorio llenaba sus regaderas. Había allí una gata blanca que miraba fijamente a los peces de colores. Estaba sentada sin moverse, pero, de vez en cuando, la punta de la cola se le estremecía como si estuviera viva. Perico se marchó sin dirigirle la palabra… ¡Había oído cosas terribles de los gatos en boca de su primo, el conejito Benjamín!

Volvió de nuevo a la caseta de herramientas, pero, de pronto, oyó el ruido del azadón -zaca, zaca, zaca, zaca- al cavar en el campo. Perico se escondió bajo unos arbustos.
peterrabbit21.jpgPero al ver que no pasaba nada, decidió salir de su escondrijo y se subió a una carretilla para echar un vistazo. Lo primero que vio fue al tío Gregorio escardando cebollas. Estaba de espaldas a Perico y el conejito pudo ver que, más allá, estaba… ¡la verja!
Perico se bajó de la carretilla sin hacer ruido y echó a correr por una senda medio oculta entre matas de grosella.
El tío Gregorio le echó el ojo cuando Perico doblaba la esquina del huerto, pero era ya demasiado tarde. Perico se deslizó por debajo de la verja y llegó sano y salvo al bosque que había al otro lado.

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El tío Gregorio cogió la chaqueta y los zapatitos de Perico e hizo con ellos un espantapájaros para asustar a los mirlos.
Perico no paró de correr hasta que llegó a su casa, bajo las raíces del gran abeto.
Estaba tan cansado que se dejó caer en el suelo blando y arenoso de la madriguera y allí se quedó con los ojos cerrados. Su madre estaba cocinando y, al verlo llegar, se preguntó qué habría hecho con la ropa… ¡era la segunda chaqueta y el segundo par de zapatos que perdía en dos semanas!
Lamento decir que Perico se sintió algo indispuesto aquella noche. Su madre lo acostó, le preparó una infusión de manzanilla amarga… ¡y se la hizo tomar al pobre Perico!

peterrabbit25.jpg-Una cucharada sopera antes de acostarte -tal como decía el médico.

En cambio, sus hermanas Pelusa, Pitusa y Colita de Algodón cenaron tan ricamente: sopas de leche con pan y, de postre, zarzamoras.

FIN

ALMACEN DE CUENTOS


Pulsando la imagen,tendrás varios cuentos...

EL DUENDE CAPERUCITO



El Duende Caperucito y su amiga, Lechuza Violeta, saben que el Lobo anda cerca. Una flor amarilla, ésa sobre su oreja derecha, manda señales de alerta…En su centro, ella tiene un poderoso aparato que avisa si hay peligro en el bosque. El nuevo traje de Caperucito, además, está bordado con lágrimas mágicas. Si hace falta, saldrán de la tela y caerán sobre el Lobo. Lechuza Violeta avisa a los otros habitantes del lugar: deben preparar las trampas. Sólo así el malvado caerá. Cuando ocurra, será el momento del hechizo. Las lágrimas mágicas nacieron de la tristeza de pájaros y flores maltratados por el Lobo. Ahora están listas para derramarse sobre él y transformarlo en dulce cordero. ¡Qué sorpresa le espera! ¡Por fin, el Duende Caperucito, Lechuza Violeta y todos sus amigos, vivirán tranquilos para siempre!

Un texto de María Alicia Esain (Argentina)
inspirado en una ilustración de Ana Guantay (Argentina)

CUENTO EN BLANCO Y NEGRO

CUENTO DE OTOÑO

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El Osito Max




El Paraíso de los Osos de Peluche




DDUMBO,CUENTO POPULAR




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La cama mágica Viajes llenos de fantásticas aventuras


Mario necesita comprar una cama nueva porque la que tiene ya le queda chica. Rumbo al centro comercial con su papá, se detienen en una tienda de muebles antiguos, quizás allí encuentren lo que necesitan. El vendedor les ofrece una cama de niño, que supuestamente es mágica porque se puede volar en ella. Entusiasmados la compran.
Al limpiarla, descubren un mensaje medio borrado en la cabecera. Dice que para despegar hay que juntar las manos y decir una palabra clave, de la cual solo se ve, que tiene cinco letras, que empieza con M y termina con I.
Durante muchos días antes de dormirse, Mario intenta descubrir esa palabra haciendo diversas combinaciones entre las letras. Hasta que una noche lo consigue y de pronto se encuentra volando sobre la ciudad. Iniciando así, maravillosos viajes con vivencias increíbles. Llega a un lugar donde hay gnomos y hadas a los que termina leyéndoles un cuento, vuela por la selva y se encuentra con un tigre extraviado al que regresa con sus padres, va hacia el gran óceano y nada con delfines, alguna noche hace carreras con unas brujas, él en su cama y ellas en sus escobas.

Pasado un tiempo, Mario se va de vacaciones con sus padres. Y al regresar a casa, se encuentra con que la abuela, a la que no le gustaba la cama vieja que tenía, le ha comprado una nueva. Después de un inmediato rescate de la cama mágica del botadero, Mario, una vez más sale volando en ella.

Este álbum con ilustraciones suaves y de trazo fino, características en el autor, nos muestra un mundo en el que cualquier cosa es posible. Y el final abierto y feliz, acentúa la imaginación de los chicos invitándolos soñar y a nosotros con ellos.


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